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«Difícil de cubrir». Zonas y puestos de difícil cobertura.

Reproducimos el artículo que escribe en su blog nuestro compañero, el Dr. D. Federico Relimpio Astolfi, médico endocrinólogo del H. Virgen del Rocío, sobre las dificultades que existen hoy en día para cubrir la falta de médicos en determinadas zonas.

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«Difícil de cubrir»

En estos días, andan nuestros chicos rumiando qué número les tocó en el el M.I.R., y a ver qué hacen con su vida profesional. Su vida profesional, que es su vida, a fin de cuentas. Porque, dependiendo de qué y de dónde, será guardias sí o no, tipo de guardias, estrés sí o no, y cómo, agresiones sí o no, dinero poco o poquísimo, más o menos posibilidades para privada, y veinte mil detalles que van a condicionar la vida, en general, más allá de lo profesional.

Por eso, comprendo que le den mil vueltas. Es para dárselas. Ya lo escribí, hace unas semanas: ojito con el botoncito del M.I.R.

Pero, en estos días, otros no paran también de hablar de si faltan médicos, o si simplemente faltan solo de algunas especialidades. El debate empieza a ser bizantino; también aquí comenté algo. Parece que lo que puede ser pavoroso es el déficit de médicos de Atención Primaria, y ahí tienen a los responsables, devanándose los sesos, a ver cómo lo hacen, qué incentivos les dan o cómo lo palian.

Tengo que decir que el tema no es baladí: tiene repercusiones políticas. Unos y otros siempre han subrayado que una de las grandes fortalezas del Sistema Español es que, allá en el último casar, cerca de la frontera portuguesa, o en el desierto de Tabernas – hablo de Andalucía, que la conozco mejor –, siempre hay una chavalina que se leyó cuatro veces el Harrison y se hizo mil guardias de urgencias de las de cagarse de miedo – y ustedes me perdonan mi habla tabernaria -.

Pues eso mismo está en peligro. La chavala ya no es tal, sino una mujer hecha y derecha, que quiere trabajar en Huelva o Almería, y viene siendo difícil cubrir las áreas distantes. “Áreas de difícil cobertura”, las llaman. El problema es que la falta de estabilidad de las plantillas es un problema en esas áreas – como en todas -. Atención Primaria se beneficia de una atención personalizada. El médico de toda la vida, vaya, que te conoce desde hace tiempo y que te da confianza. No unos y otros, el que le toca o al que hayan llamado para ese día. Eso no es seguimiento de crónicos, ni nada. Que eso no me lo he inventado yo, está claro. Lo que no sé es cómo no se habla más del tema, dada su importancia.

Porque primero fue plantillas inestables. Pero ya viene siendo que no hay de donde tirar. Que cuando uno se jubila o se pone malo, los del Distrito se las ven y se las desean. Ni uno en bolsa, vaya. Y, los que están, a cubrir a los compañeros. A revienta calderas. Hasta que el cuerpo aguante.

Lo que ocurre, es que una cobertura sanitaria insuficiente de las áreas rurales es uno de los elementos que concurren para el lento y progresivo abandono del medio rural. Lo que oyen. Una realidad terrible en las dos Castillas y en Aragón. Una realidad que empieza ya, en Andalucía. Con la peculiaridad de que el medio rural viene siendo una de las patas fundamentales del yacimiento de voto del partido en el gobierno en Andalucía, desde hace casi cuatro décadas. Vamos, que cubrir la Atención Primaria de las sierras andaluzas – y cubrirla adecuadamente – les es una cuestión crucial. Y no solo por política sanitaria, sino por mantenimiento del statu quo. De su statu quo. De su modus vivendi, ya que estamos en el latín. Lo que leen.

Que se agobien, comprensible. Ahora, veamos cómo arreglarlo. A alguien se le ha ocurrido la feliz idea de abrir el grifo de facultades, con la idea de volver a los tiempos del “petróleo barato”, que cita Juan Simó. Esto es, volver a una nutrida lista de médicos sin M.I.R., y habilitarlos para el ejercicio de la primaria, de un modo u otro, para paliar el problema.

Ejercicio de cinismo, muy propio de algunos ir-responsables sanitarios. Nuestra chavalina de arriba, ejemplifica bien lo que es un especialista en Medicina Familiar y Comunitaria vía M.I.R. Desarrolla un trabajo de calidad, a años luz de distancia de lo que realiza una persona sin esta titulación. El regreso al pasado es un descenso en calidad de los conocimientos y las competencias ofrecidos a la población, que debería exigir el cese de quien promueva tal medida.

Segunda medida, homologación de los extracomunitarios. Medida parecida a la anterior. ¿De verdad creen que van a rellenar la Atención Primaria española – y, peor, la andaluza – con extracomunitarios? Primero, factor certificación conocimientos y competencias. Pero, además, hay un aspecto a añadir, del que todavía no he leído nada:

Verán, la Francia rural tiene un problema parecido. En los congresos SAMFYC, se dispone un stand de reclutamiento para médicos de atención primaria españoles. ¿El sueldo…? En bruto, triplica al de un facultativo recién egresado del M.I.R. en España, continuidad asegurada. En neto, ponle el doble. En Suecia, unos seis mil euros al mes, y te garantizan media hora por paciente, amén de otras facilidades. La repanocha, recién aparecida en La Vanguardia, esta semana: un médico de primaria canadiense gana 177.456 – más de 320000, si es de especializada -. No se escandalicen, así es el mundo. Y no se trata de países con renta por habitante o costes de la vida tres veces el de España.

La pregunta inevitable es cómo no nos hemos ido todos allá. La respuesta la di en uno de mis posts, y la pueden ver en la excelente peli “Un Franco, Catorce Pesetas”: añoramos. Nos gusta esto. Nos gusta lo nuestro. Nuestra gente. Por esto, somos capaces de que nos peguen patás en la boca, especialmente en Andalucía. Aunque cada vez menos, cierto y verdad. Empieza a haber un grupito de inquietos que asume lo de “a casa por vacaciones”.

Lo que no se han dado cuenta los ir-responsables sanitarios es que los homologados que se quieren traer de Latinoamérica, por ejemplo, pertenecen a este último grupo. Los inquietos. Los insatisfechos. Los del “busque y compare”. Gentes que les van a durar a aquí quince días, cuando vean los sueldos de Canadá. Son médicos sin tierra– no sin fronteras -, que no conocen más patria que la que les permita hacer bien su trabajo, y les pague conforme al gran y prolongado esfuerzo que hicieron para formarse.

Como señalan los expertos extranjeros, tenemos un gran Sistema de Salud, actualmente en riesgo por estar en manos de un grupo de cínicos que no se han dado cuenta del inmenso valor de sus recursos humanos. Los franceses sí, por ejemplo, y bien que lo pagan. Por eso, sería recomendable una reflexión, antes de que el sistema llegue a un punto crítico, de que la solución, sobre todo para Atención Primaria, sobre todo para las “áreas de difícil cobertura”, sobre todo para la extensa Andalucía, es revertir todas las medidas que hicieron de Atención Primaria un lugar invivible, agobiante, sin apenas posibilidad para desarrollar una medicina digna, ni pedir las pruebas adecuadas, ni derivar al especialista conforme a un criterio propio, ni prescribir en libertad de acuerdo a lo que uno piensa, con disposición de tiempos y recursos adecuados para atender correctamente a la población encomendada.

Todo ello, y una mejora de la remuneración, evitando agravios con otros lugares del país, debería ser un estímulo para que muchos chavales no abandonen el ejercicio de Medicina Familiar y Comunitaria aquí, en su tierra, en sus sierras, en sus fronteras».

Federico Relimpio.  Médico y escritor.

Fuente: http://federicorelimpio.com/