Mareas

El éxito de la revolución contra el SAS.

Las ‘mareas blancas’ que se desataron en Andalucía a finales del pasado año han ganado otra batalla al Gobierno de Susana Díaz. Una revolución que se cobra, hasta el momento, 2 altos cargos de Salud.

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La mayor crisis sanitaria a la que ha tenido que hacer frente la Junta de Andalucía va camino de solucionarse. Un golpe de efecto atajó ayer dos de las grandes peticiones de los críticos de la reordenación sanitaria en Granada: la derogación de la orden de fusión firmada en 2014 y la dimisión del viceconsejero Martín Blanco. La intención de los responsables de Salud era haber cerrado la crisis antes de final de año. Pero no contaron con la posición férrea de varias plataformas y de Jesús Candel, más conocido como Spiriman. Tampoco con que se les rebelaran los sindicatos con los que sí habían acercado posturas y firmado un acuerdo. En los últimos días, todo iba de nuevo cuesta abajo y sin frenos. Y la reacción ha sido contundente.

El problema surgió hace años pero no se supo ver la dimensión que alcanzaban las protestas y lo que supondría la acción de Jesús Candel, que se convirtió en un líder. El detonante fue la aniquilación de un hospital, el antiguo Clínico. La entonces consejera de Salud, María Jesús Montero, anunció en mayo de 2013 que Granada dejaría de tener dos hospitales para tener un complejo con tres centros de especialidades. Su sucesora, María José Sánchez Rubio, firmó la orden de fusión en 2014, creando el complejo hospitalario Granada, que absorbía al Virgen de las Nieves y al Clínico.

El cambio drástico llegó en verano de 2016 con el traslado al nuevo hospital del PTS, la tercera pata del sistema. Los fallos organizativos fueron el caldo de cultivo para avivar las protestas. Candel lideró tres manifestaciones masivas, y las estrategias para intentar pararlo no sirvieron. Se entregó la cabeza del entonces gerente, Manuel Bayona, pero no fue suficiente. Aquilino Alonso accedió a reunirse con él pero no tuvo éxito en aplacarle. Las dimisiones suponen el último capítulo de una crisis cuya resolución aún está por ver.

Salud defendió siempre en Granada que el modelo era bueno pero las líneas rojas de ambas partes no consiguieron atajar la crisis. La onda reivindicativa iniciada en Granada sacudió con virulencia la provincia de Huelva. El deterioro constante de la asistencia sanitaria onubense encontró su máxima expresión en dos masivas manifestaciones como no se recordaban desde 1988, año en el que la ciudad reivindicó su universidad. Huelva vio nacer la plataforma Huelva, por una sanidad digna, y ha contado con unos sindicatos muy beligerantes contra el proceso de fusión de los dos hospitales de la capital. Todo ello llevó a la paralización de la unificación y a una sentencia judicial que anula esa fusión y que fue recurrida por la Junta.

Málaga también fue escenario de masivas concentraciones. Consenso, más infraestructuras y más plantillas. Ésas son las reivindicaciones que mantienen los profesionales de la sanidad pública malagueña tras conocer los cambios en la cúpula del SAS. CCOO estima que se han perdido 370 camas desde el inicio de la crisis, y la provincia ostenta la peor ratio de cama de hospital por habitante de Andalucía (19,31 por cada 10.000). El PP y distintos colectivos reclaman un tercer hospital en la capital que acabe con este déficit.

En Sevilla, los ciudadanos se echaron a la calle después de Granada, Málaga y Huelva para mostrar un rechazo unánime al deterioro de la asistencia sanitaria en los últimos años. Aunque el proceso de «convergencia» no afectó a los hospitales sevillanos, hay numerosas quejas por las listas de espera o las urgencias. La Marea Blanca sevillana no está dirigida por sindicatos sino por 95 entidades ciudadanas.

La manifestación más reciente se produjo el pasado domingo en Jerez. Más de 5.000 personas se echaron a la calle. La chispa fue un desafortunado accidente sucedido hace tres semanas. Una mujer fue atropellada y quedó tendida en el suelo durante casi una hora esperando una ambulancia. Pero las quejas son comunes a las del resto de la provincia: instalaciones obsoletas e insuficientes para atender la demanda asistencial, carestía de personal y pérdida de camas.

Fuente: Diario de Sevilla