Hace ya algunos años, allá por el año 2000 comenzaba mi andadura como médico especialista en Medicina de Familia y Comunitaria, un título recién obtenido tras el temido examen MIR y tres años de formación intensiva en dicha especialidad. Pues bien, con dicho título y a la vista de la nula oferta de empleo en aquellos años, acepté como muchos otros compañeros una ¨tentadora¨ oferta de empleo ya que la única otra alternativa era paro, paro y más paro. Ésta oferta tan tentadora consistía en un magnífico contrato de ¡Una hora al mes! Sí, sí ,ese era el contrato, en un servicio de urgencias hospitalario de una desconocida Empresa Pública Hospital de Poniente, tan recién estrenada como mi título de especialista. 

Pues bien, a pesar de lo que suponía abandonar mi ciudad y con el desconocimiento en el mundo laboral que yo tenía por aquel entonces, fruto de haber dedicado toda mi vida a estudiar, estudiar y estudiar, me lanzo de cabeza a dicha oportunidad Y así día tras día, contrato tras contrato, siempre en la misma empresa y siempre en el  durísimo servicio de urgencias, trascurren mis 20 años profesionales siguientes. 20 años que se dicen y escriben muy rápidos pero llenos de ilusión, cansancio, difícil conciliación con mi vida personal, pareja, familia, hijos y distintas y sucesivas oposiciones en dicha empresa gracias a las cuales pude ir asegurando algo más mi futuro y el de mi familia. Conseguí por fin, abandonar dicho contrato precario y mantener con ello la ilusión de apostar por una profesión que a pesar de estar fuera, a muchos kilómetros de tu ciudad y familia, te ilusiona. 

Con el paso de los años y el arte de nuestra ADMINISTRACION, la relación entre trabajadores de las empresas publicas y los trabajadores del SAS, comenzó a no ser todo lo óptima y cordial que debería ser al tratarse solo de eso, TRABAJADORES, con derechos y obligaciones y ambos pertenecientes al mismo sistema sanitario aunque algunos sigan viéndonos como trabajadores de empresas privadas y firmes competidores o rivales y comenzamos a sentir que se cuestiona nuestro trabajo y  nuestras oposiciones aprobadas, llegando incluso a tener sensación de tener que pedir disculpas por trabajar en una empresa publica (desde hace ya unos años denominadas Agencias Sanitarias Empresariales). 

Desde aquí solo quiero dar visibilidad a miles de trabajadores, profesionales que solo han cometido un ¨delito¨ y ha sido trabajar y apostar por una agencia sanitaria que les ofreció y les sigue ofreciendo la posibilidad de desarrollar su profesionalidad y competencias. Y pedir que dejemos de vernos entre los profesionales como rivales desleales, es cierto que tendremos oportunidad de competir en oposiciones convocadas tanto por el SAS como por las Agencias Sanitarias, pero una competición siempre desde la lealtad y con el cumplimiento de la normativa que en ese momento sea aplicada. Y dejemos que sea la ADMINISTRACION la que se encargue de poner las vallas al campo y no seamos los propios trabajadores los que intentemos negar derechos a los propios compañeros. 

Ya de la INTEGRACION mejor no hablar, solo nos queda adaptarnos a lo que el futuro nos depare a todos, aunque la inteligencia viene definida por la capacidad de adaptación, seguro que los profesionales sanitarios y los facultativos en concreto somos los mas inteligentes del planeta porque capacidad de adaptación tenemos infinita. 

Lola Cárdenas Cruz

Hospital de Alta Resolución de Guadix.  Agencia Pública Sanitaria Poniente.