Fusión

La fusión hospitalaria “encubierta” de Sevilla.

El primer paso fue la unificación de las gerencias del Macarena y Virgen del Rocío en 2012. Posteriormente se produjeron traslados y nombramientos de direcciones únicas.

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En las manifestaciones contra las fusiones hospitalarias y los recortes sanitarios que se han celebrado en Granada, Huelva y Málaga se han escuchado voces que pedían trasladar las protestas a Sevilla, concretamente al Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. 

Aunque las consecuencias de este proceso han sido más visibles en Granada y Huelva, la capital hispalense también viene experimentando una situación parecida, aunque de forma «encubierta», tal y como denuncia el Sindicato Médico de Sevilla. La transformación del modelo organizativo y asistencial de los hospitales sevillanos comenzó en el año 2012, con el objetivo de crear las denominadas unidades intercentros, que aglutinarían a los diferentes servicios hospitalarios por cada especialidad. El primer paso fue la eliminación de la dirección gerencia del hospital Macarena y su unificación con la del Virgen del Rocío, quedando un único gerente para ambos centros.

Según Rafael Carrasco, vocal de hospitales del Sindicato Médico de Sevilla, se creó un complejo «ingobernable», puesto que «un único equipo directivo no puede dirigir dos grandes hospitales que están en un radio de 12 kilómetros, con siete u ocho edificios distintos, 13.000 trabajadores y casi 500 millones de euros de presupuesto».

El proceso empezó a tomar velocidad con la integración de servicios, el traslado de equipos, la derivación de fondos de investigación y el nombramiento de direcciones únicas, como la de cardiología y neurología. «Todo ello se hizo de forma unilateral, sin contar con los sindicatos», sostiene Carrasco, además de señalar que las centrales solicitaron los informes que avalan esta decisión sin que hayan obtenido respuesta hasta el momento. El malestar entre los profesionales creció y se llegaron a celebrar manifestaciones, pero sin el respaldo social de las recientes. Las juntas facultativas se pronunciaron en contra de la fusión y en el Virgen Macarena 500 médicos, del total de 700 del hospital, pidieron no ser integrados en las unidades intercentros. 

La corriente contraria a la convergencia también tomó la vía judicial, que finalmente dio la razón a los denunciantes. Concretamente, Satse ha ganado dos procesos en los que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) anula la fusión de puestos directivos de ambos centros. En concreto, el Alto Tribunal sostiene que el gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS) carece de competencias para agrupar unidades directivas de dos hospitales distintos, atribución que corresponde al Consejo de Gobierno.

A juicio de Carrasco, «no hay argumentos demográficos para acometer un proceso de fusión hospitalaria» y, entre otras razones, cita la «pérdida de accesibilidad» que supone para los pacientes. ¿Cuál son las causas que motivan esta decisión? «El afán economicista y de concentrar el poder», señala, puesto que «cuanto más se unifica más se puede recortar luego».

Sobre el movimiento contestatario surgido en Granada, Huelva y Málaga, Carrasco asegura que «parecía impensable que fuera a cristalizar y ya Granada ha salido a la calle en masa tres veces». Por ello, considera «probable» que se generalice a toda Andalucía. Sin embargo, advierte de que «el SAS está invitando a los jefes de servicio a defender la gestión sanitaria pública y a poner en valor servicios concretos». En Sevilla, de momento, no ha surgido una corriente tan crítica como en otras capitales, a pesar de compartir carencias asistenciales, recortes e incluso una fusión hospitalaria. Según Carrasco, «en Sevilla hay miedo. El que se muestra en contra de la Administración es cesado y se busca a otro», por lo que «cada vez hay menos gente capaz de aglutinar tanto descontento». No obstante, reconoce que «algo está cambiando en la gente, ya que hay una mayor sensibilidad hacia estos temas».

En este punto, critica que «se sigue invirtiendo muy poco en sanidad» y que las listas de espera en cirugía, consultas y pruebas diagnósticas «sobrepasan lo razonable». La atención primaria no se queda fuera de este panorama desalentador, puesto que los facultativos «atienden a un paciente nuevo cada dos o tres minutos». En definitiva, «todos los indicadores demuestran que tenemos uno de los peores sistemas sanitarios públicos».

Frente a tanta pasividad, algo se empieza a mover. El pasado miércoles tuvo lugar la primera reunión de profesionales sanitarios, sindicatos y colectivos vecinales para sentar las bases de una futura «marea blanca sevillana». El colectivo comenzará en breve a recabar el apoyo de los partidos.

Junta y sindicatos negociarán “servicio por servicio”

La presión que viene ejerciendo Jesús Candel «Spiriman» a través de las redes sociales va dando sus frutos. Ayer, el consejero de Salud, Aquilino Alonso, se reunió con representantes de los sindicatos que se integran en la junta de personal del Complejo Hospitalario de Granada, a los que planteó la necesidad de «establecer a corto plazo una hoja de ruta», bajo la premisa de que «la fusión hospitalaria está paralizada». Alonso anunció que a comienzos de la próxima semana la gerente del complejo, Cristina López, se reunirá con las centrales para sentar las bases del documento y «empezar a negociar servicio por servicio», tomando como referencia la reivindicación de «dos hospitales que den respuesta a las necesidades de Granada». «Hay que ir estableciendo lo que debe ir en cada sitio y así definir lo que todos pretendemos», subrayó Alonso, quien no se mostró partidario de «seguir con reuniones permanentemente». En los mismos términos se expresó el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, quien insistió en que «la fusión está parada» y serán los profesionales sanitarios «quienes piloten los cambios». Sin embargo, criticó que «no es posible ya que se siga manteniendo lo de los recortes», puesto que la Junta invirtió 246 millones en el nuevo PTS «frente a otras comunidades que cerraron hospitales».

Fuente: La Razón