El presupuesto de Andalucía para el 2018.
El SMA avisa de que el presupuesto para 2018 es “parcial” aunque haya aumentado un 5,39%. En los últimos años, la información oficial ofrecida sobre financiación y gestión del SAS ha sido “un continuo juego de cifras destinado a enmascarar las carencias».
Recientemente y tal como viene ocurriendo habitualmente, la Junta de Andalucía a través de la Consejera de Hacienda, ha hecho público el proyecto de Presupuesto de la Comunidad Autónoma de Andalucía para 2018.
Una vez más la Consejera nos ha ofrecido una visión triunfalista según la cual, nuestra comunidad es un ejemplo dentro del territorio nacional tanto en cuanto a la celeridad con la que se presentan los presupuestos, como en cuanto a la clara intención social, de creación de empleo y de bienestar.
Sin embargo, revisando los indicadores que publica el Ministerio de Sanidad, servicios sociales e igualdad, Andalucía seguía en el 2015 (último año publicado) siendo la comunidad con mayor tasa de pobreza de España. Concretamente un 35,7% en Andalucía frente a la media nacional que se sitúa en el 22,1%. Según estas mismas fuentes, comunidades como Extremadura o ciudades autónomas como Ceuta, que en el año 2006 tenían tasas de pobreza muy superiores a la de Andalucía, se sitúan ya en el 2015 en tasas más bajas y cercanas a la media nacional, mientras Andalucía ha pasado del 30,5% en el año 2006 al 35,7% actual; es decir en este periodo de 10 años, nos hemos hecho más pobres aún.
Con estos datos no es de extrañar que, centrándonos en el ámbito de la salud, nuestra situación no sea ni mucho menos satisfactoria. Pero si nos ceñimos exclusivamente a la cuestión presupuestaria referida la salud, encontramos que el análisis oficialista ofrecido hasta ahora es parcial y olvida algunas comparaciones importantes.
No pretendemos en absoluto desmentir lo cierto y es perfectamente comprobable que este presupuesto destina a Salud un 5,39% más que el año pasado, pero igualmente comprobable es que el peso relativo de la Salud en el global del presupuesto se sitúa en el 28,1, lejos aún del 29,46 del 2011.
Es también cierto que el presupuesto destinado al SAS para el 2018 es el mayor de los últimos años pero si continuamos nuestro análisis, podemos constatar que mientras la partida destinada a la Consejería de Salud ha aumentado un 5,39% con respecto al 2017, la destinada al SAS solo ha subido un 5,06%. Pierde peso por tanto el SAS, al menos en lo presupuestario cuando de lo comunicado por la Consejería de Salud podría desprenderse lo contrario.
Si nos retrotraemos hasta el 2010 (año anterior al inicio de los diferentes recortes) encontramos que el próximo año aún dedicaremos a Salud menos dinero de lo que dedicó ese 2010.
Otro aspecto importante para nuestro colectivo es el que se refiere a los incentivos (CRP) ya que supone un importante complemento a nuestro salario. Pues bien, la pérdida desde el año 2010 hasta el 2018 se sitúa en más del 23,5%. En esta cuestión debemos pararnos un momento y hacer un nuevo análisis: en el año 2015 se produjo el pase de los eventuales del 75% de la jornada a la jornada completa (100%) en aquel momento el SAS comunicó que disponían de una partida presupuestaria extra de 40 millones de euros que les permitía afrontar este cambio a mejor, pues bien curiosamente ese año la cantidad dedicada al CRP descendió en 37,5 millones de euros. Todo esto nos lleva a pensar que en los últimos años, la información oficial sobre financiación y gestión de la Salud en Andalucía ha sido un continuo juego de cifras destinado a enmascarar las carencias y resaltar lo poco que se mejoraba.
Queda mucho por andar, los salarios, las plantillas y los derechos laborales y sociales, no se han recuperado en la medida que nos quieren hacer creer, los facultativos seguimos desmoralizados y mal pagados y las nuevas inversiones (que como hemos dicho aún no nos sitúan a la altura del 2010) no son en absoluto suficientes para lo que esta Sanidad andaluza necesita. Por este camino, seguiremos eternamente a la cola en muchos de los indicadores sociales y sanitarios. Y Andalucía no puede ser siempre la hermana pobre de España y la responsabilidad de esto es exclusivamente de nuestros políticos y gestores. Ojalá algún día dejen de mirarse el ombligo, se comparen con otras comunidades y acepten los datos que se ofrecen a nivel nacional.
Fdo. Comité Ejecutivo SMA