La sanidad pública no sobrevivirá si se siguen ignorando las demandas de médicos y facultativos
“Somos los únicos trabajadores de toda España que no tienen garantizados el descanso ni la conciliación familiar, los únicos a los que se puede obligar a hacer horas extra pagadas por debajo de la hora ordinaria”
España posee más médicos por habitante que la media de Europa. Sin embargo, su escasez en la sanidad pública es cada día más acusada. Los médicos se marchan al extranjero o a la sanidad privada huyendo de la precariedad del sistema público. Se nos dice que el Sistema Nacional de Salud (SNS) no puede prescindir de la obligatoriedad de las guardias ni reforzar los derechos de los facultativos, pero lo cierto es que desaparecerá si no lo hace.
El funcionamiento del SNS se basa en la explotación laboral de médicos y facultativos. Somos los únicos trabajadores de toda España que no tienen garantizados el descanso ni la conciliación familiar, los únicos a los que se puede obligar a hacer horas extra pagadas por debajo de la hora ordinaria. Para acallar nuestra voz, la Administración ha pretendido devaluar nuestro liderazgo en el proceso asistencial y atribuir parte de nuestras funciones a otros profesionales. Sin embargo, esta apuesta disparatada solo ha conseguido agravar la grave crisis que aqueja al sistema.
La ministra Mónica García desea aprobar en la mesa del Ámbito, en la que médicos y facultativos carecemos de representación efectiva, un nuevo Estatuto Marco que perpetúa la explotación laboral de nuestro colectivo. Forzado a sentarse con los representantes de CESM y SMA en el comité de huelga, el Ministerio nunca ha mostrado verdadera voluntad negociadora. Aunque su propuesta del pasado 1 de diciembre contenía por primera vez ligeros avances, finalmente ha optado por retirarla como castigo por no desconvocar la huelga del 9 al 12 de diciembre. Nuestra disposición a seguir negociando se ha estrellado contra la estrategia del ultimátum y la represalia.
Por su parte, los sindicatos de la mesa del Ámbito han convocado una huelga para reclamar una negociación sin discriminaciones entre colectivos profesionales y para rechazar, en referencia a nuestro comité de huelga, una negociación paralela con otras organizaciones fuera del Ámbito de Negociación. Hasta hace poco, estos sindicatos parecían dispuestos a aprobar el Estatuto de Mónica García; hoy convocan una huelga para que no hable con nosotros. Luego hay quien se extraña de que exijamos una mesa de negociación propia.
Lo más probable es que el nuevo Estatuto Marco no vea la luz, pero ese no es nuestro objetivo. Nuestra movilización no va a cesar hasta contar con un Estatuto de la Profesión Médica y Facultativa, con todo lo que ello implica. No solo está en juego el futuro de nuestra profesión, sino el de la sanidad pública. Tanto el Ministerio de Sanidad como el Consejo Interterritorial deben asumir que nuestro colectivo no puede seguir tolerando la situación actual y actuar en consecuencia. De lo contrario, todos serán responsables del desastre.