
Un marcapáginas de la Junta justifica implícitamente las agresiones a los profesionales atribuyéndolas a problemas de comunicación
El SAS ha provocado la indignación de sus profesionales al justificar implícitamente las agresiones atribuyéndolas a problemas de comunicación.
Las agresiones a los profesionales sanitarios no dejan de aumentar mientras el SAS se muestra incapaz de ponerles freno. Faltan medidas de protección de los profesionales y sanciones a los agresores. El Plan de Prevención frente a Agresiones del SAS no funciona y el Observatorio de Agresiones a Profesionales carece de utilidad práctica.
En este contexto, el SAS ha provocado la indignación de sus profesionales al justificar implícitamente las agresiones atribuyéndolas a problemas de comunicación. Lo ha hecho a través de un marcapáginas divulgativo cuyo mensaje constituye un acto inicuo e intolerable, que, en sí mismo, representa una agresión más. Nada justifica una agresión. Los insultos, amenazas y golpes son siempre inaceptables, incluso en el supuesto de que el agredido no haya mostrado especial habilidad en la forma de comunicarse con un paciente. Sugerir lo contrario es una ruindad. Desde el SMA, en consecuencia, exigimos al SAS su retirada inmediata.
El marcapáginas al que nos referimos va encabezado por el lema “STOP A LAS AGRESIONES” y en él se hacen recomendaciones a los profesionales sobre “buenas prácticas en comunicación”, sugiriendo que son las malas prácticas las que provocan las agresiones. Dar a entender que una médica embarazada a la que han tirado al suelo de un empujón, una profesional a la que han escupido y amenazado de muerte, o un médico al que le han puesto una navaja en el cuello tienen la responsabilidad de lo que les ha pasado por ser poco empáticos constituye un acto miserable desde el punto de vista moral y quizás ofrece una explicación de por qué el SAS no es más duro con los agresores.
Pero es que, además, según datos que ofrece el propio SAS, solo un pequeño porcentaje de las agresiones se deben a disconformidad con el trato recibido. La mayoría de las agresiones se deben a “causas relacionadas con las demandas del usuario”, a “desacuerdo con las normas de funcionamiento del centro” o a “disconformidad con el tiempo de atención”. Es mucho más probable que un profesional sea agredido porque le pide a un paciente que aguarde a ser atendido en la sala de espera, porque no le receta el antibiótico que demanda o porque no le renueva la baja, que por problemas de comunicación.
En cuanto a los ejemplos que pone el SAS de falta de sensibilidad hacia el paciente, merece la pena destacar algunos. Así, por ejemplo, se aconseja a los profesionales no “culpar a la organización” o al “exceso de trabajo” porque eso “reconfortará nuestra vanidad, pero no mejorará la situación”. Y el panfleto es categórico cuando censura que se aconseje al paciente que ponga una reclamación: “La reclamación NO ES LA SOLUCIÓN”, dice, resaltando en mayúsculas su admonición. El SAS no quiere que le pongan reclamaciones, aunque sea a costa de que peguen a sus médicos.
El texto del marcapáginas abunda también en consejos como que se mire a los ojos al paciente, se le escuche con atención, se empatice con sus sentimientos y se le sonría. Aconseja que se le explique todo con calma y se le pregunte al final si le ha quedado alguna duda. En definitiva, describe la práctica asistencial que todo profesional aspira a desarrollar, aunque a menudo se vea imposibilitado para hacerlo por falta de tiempo y de medios, cuando no por un modelo de gestión centrado en la cantidad antes que en la calidad de la asistencia.
Los profesionales sanitarios intentamos paliar en la medida de lo posible las consecuencias para el paciente de un sistema sanitario lastrado por la infrafinanciación y con graves carencias estructurales, a costa en muchos casos de nuestra salud física y psíquica. Es desalentador que en estas circunstancias no solo debamos soportar las agresiones de algunos pacientes, sino también la de una organización que las justifica.
Comité Ejecutivo SMA