CESM y médi

«El sistema sanitario funciona bien por pura inercia»

El «hartazgo médico» y los «derechos perdidos» justifican, según Tomás Toranzo, presidente de CESM, el calendario de movilizaciones que el sindicato ha puesto sobre la mesa para 2019. Entre otras cosas, elevar el gasto sanitario hasta el 7% del PIB.

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El primer trimestre de 2019 estará marcado laboralmente por el calendario de movilizaciones que CESM ha puesto sobre la mesa. Su presidente nacional, Tomás Toranzo, cree que el pulso sindical era “prácticamente inevitable por el hartazgo médico y el ninguneo de la administración al profesional”.

PREGUNTA. Tras las últimas huelgas autonómicas y el creciente malestar médico en varias comunidades, ¿estábamos abocados a una movilización nacional?
RESPUESTA. Era evidente que algo teníamos que hacer, porque no podíamos limitarnos a reproducir conflictos de ámbito autonómico, sobre todo en primaria, cuando lo que subyace en todos ellos es un problema de ámbito nacional: la mala gestión de los recursos humanos y la absoluta falta de coordinación. A ese problema general, se suman luego especificidades de cada servicio de salud.

P. En el caso de primaria, ¿cree que la solución puede venir por la satisfacción de mejoras puntuales en el primer nivel?
R. No, en absoluto, lo que está en juego es un cambio del modelo vigente, y la prueba es que con las propuestas que se han hecho hasta la fecha los problemas persisten: las jornadas laborales son las que son, la frecuentación del nivel es la que hay, e incluso tenemos más profesionales por número de habitantes que muchos países de nuestro entorno…, pero esto sigue sin funcionar. Es obvio que la implantación del actual modelo de primaria supuso un hito clave, pero creemos que ha llegado el momento de darle una vuelta, porque, en esencia, lo que tenemos son centros de salud que trabajan de forma individual.

P. Lo de “darle una vuelta” suena siempre muy bien, pero ¿en qué se traduce eso en primaria?
R. Desde una perspectiva general y como organización sindical, creemos que hay que abordar temas inaplazables, como la mejora del trabajo en equipo, intensificar la capacidad resolutiva del nivel, explotar al máximo las competencias del médico de primaria -que son muchas, y en ocasiones desaprovechadas-… Mejoras puntuales, en fin, que se enmarquen en un cambio general del modelo organizativo que tenga en cuenta el envejecimiento de la población, la cronicidad de la enfermedad, la necesidad de coordinarse con el ámbito socio-sanitario… Y todo eso no se puede hacer de forma individual, no ya comunidad por comunidad, sino muchas veces centro de salud por centro de salud.

P. ¿El acuerdo que puso fin a la huelga de primaria en Cataluña puede ser un buen punto de partida para ese cambio?
R.
 Mire, creo que ese acuerdo satisfizo al médico porque estaban en una situación absolutamente penosa, pero me parece muy insuficiente. La solución a la sobrecarga no puede ser incrementar el horario asistencial o fomentar las compatibilidades laborales, sino abordar medidas de calado, que, insisto, tienen que ser organizativas y de modelo. El acuerdo de Cataluña ha sido un parche que, entre otras cosas, lo que ha hecho es institucionalizar la peonadas, ante la falta de profesionales y la sobrecarga.

P. Dice usted que el problema de fondo es la mala gestión de los recursos humanos. ¿Cree que la clase política actual puede, o más bien, quiere abordar un problema que, en el fondo, es político?
R. Lo dudo sinceramente. Llevamos años pidiendo en vano un pacto en materia de personal que debería enmarcarse en un pacto político más general, cuya premisa básica es la despolitización, o más bien la despartidización de la sanidad. A cambio de eso, qué tenemos:un Consejo Interterritorial que es un auténtico guirigay, donde lo que dice el PP andaluz en la oposición se parece mucho, curiosamente, a lo que dice en esa misma oposición el PSOE de Castilla y León… y aun así nadie se pone de acuerdo y no se toma ninguna decisión. Para empezar, el Interterritorial debería dejar de perder el tiempo en definir si es un consejo, una conferencia, un órgano ministerial, o lo que quiera que sea, y ponerse a trabajar.

P. La última decisión oficial, o al menos el último anuncio, fueron las famosas 13 medidas de Sanidad para atajar el déficit de especialistas. ¿Dónde están esas medidas casi un año después?
R. De vez en cuando nos llega al Ámbito de Negociación algún eco vago, impreciso y esporádico de la labor que, en teoría, se está haciendo en el grupo de trabajo que se creó para atajar el déficit, pero las medidas tienen tan poca consistencia y continuidad que cuando nos informan de una, o del proyecto de una, más bien, se nos ha olvidado la anterior. De hecho, creo que de las famosas 13 medidas no queda ya la intención de poner en marcha ninguna concreta. Entre tanto, hay necesidades que son imprescindibles e inaplazables.

P. Póngame algún ejemplo de esas necesidades imprescindibles.
R. La precisa definición y homogeneización de los baremos profesionales en todas las comunidades es un buen ejemplo. La actual definición de las categorías profesionales en los distintos servicios de salud es totalmente insuficiente. Por ejemplo, no es lo mismo un cardiólogo que se dedique a arritmias que el que hace hemodinámica, y hace falta una regulación mucho más específica para definir qué se pide en cada puesto de trabajo, qué competencias hay que tener para optar a ese puesto, cómo se consiguen y cómo se garantiza su mantenimiento. Eso es garantizar la movilidad en igualdad de condiciones en el SNS, y lo demás, el debate de si son galgos o podencos.

P. ¿En qué quedó aquella propuesta que en su día planteó Sanidad de dar un asiento permanente a los profesionales en el Interterritorial?
R. Pues en nada. Mire, hay tantos órganos que, en teoría, nos representan que hasta nosotros acabamos confundiéndolos. Esa propuesta de sentarnos en el Interterritorial fue una muestra más del estéril voluntarismo político: todos quieren contar con los profesionales, pero para lucirlos en sus respectivos discursos. A la hora de la verdad, nadie, ni en el Gobierno central ni en los autonómicos, cuenta con nosotros.

P. El Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a llevar al Parlamento en enero los nuevos presupuestos generales. ¿Qué expectativas tiene puestas CESM en las cuentas del Estado para la sanidad?
R. De entrada, no sé si prosperarán, porque intuyo que los apoyos que tiene el Gobierno para aprobarlos no son suficientes, así que me temo que nos quedaremos con los actuales. Y los actuales, como los anteriores y los anteriores infrafinanciaban el SNS. Si el gasto sanitario español está hoy en cifras aceptables es gracias a lo que se invierte en sanidad privada, pero los resultados de la pública, si nos fijamos en el porcentaje de gasto que se dedica a ella, son directamente milagrosos. Si la financiación del SNS no sube al menos un punto, y llega al 7 por ciento del PIB, esto es directamente inviable. No me canso de repetir, porque es de justicia, que los médicos somos el colectivo de la Administración pública que más recortes retributivos ha sufrido.

P. Pese al panorama, en ocasiones apocalíptico, que dibuja, y el hartazgo profesional que denuncia, parece evidente que el sistema sanitario funciona.
R. Sí, y lo hace por pura inercia y por el ingente esfuerzo de esos profesionales; y no lo digo yo, lo dice incluso un informe que el ministerio encargó a la Asociación de Economía de la Salud, que evidenciaba que en los peores años de la crisis el sistema funcionó por el compromiso profesional. Ahora, también le digo que nuestro discurso reivindicativo es tan repetido, y los frutos casi siempre tan estériles, que uno se acaba cansando, incluso como organización. 

Fuente: Diario Médico